CONCIENCIA, COHERENCIA Y DISCIPLINA DE PARTIDO
Parto de la base de que cuando uno/a milita en un partido político comulga con la ideología del mismo y con la mayoría de las acciones políticas de sus más altos dirigentes.
No es nada fácil conciliar estos tres conceptos con que titulo este artículo o quizás mejor reflexión, pero con frecuencia los que nos dedicamos a la política activa nos enfrentamos alguna vez a la disyuntiva de que hacer con respecto al acto político que se nos reclama.
Me decía un antiguo concejal placentino que él desayunaba casi todos los días dos o tres "sapos" que luego tenía que digerir y que o se acostumbraba o le iban a producir una úlcera; como no fue capaz de acostumbrarse y ante el temor a la ulcera dimitió y creo que fue feliz.
Quiero decir con esto que durante el tiempo que uno está en la política activa en muchas ocasiones se plantean situaciones que nos piden respuestas poco o nada acordes con nuestra forma de ser, de pensar e incluso en contra de nuestras creencias más profundas y es cuando, como decía el concejal placentino, uno tiene que optar por tragarse o no el sapo y atenerse a las consecuencias. Claro que no todos los políticos pasan por el proceso de deglutir sapos, algunos, y lamentablemente cada vez más, acuciados por la necesidad perentoria de mantenerse en el escalafón y en el sillón ya no distinguen entre batracios y solomillos, todo les sienta bien y no hacen ascos a nada.
Naturalmente en política no siempre uno puede salirse con la suya y en muchas ocasiones deberá apoyar propuestas y acciones distintas a las defendidas. En los partidos, una vez aprobadas democráticamente las actuaciones a seguir, todos deben tirar en la dirección marcada y hacer suyos los acuerdos aunque anteriormente no se hubiesen apoyado. La disciplina de partido es imprescindible para que la acción política se realice sin distorsiones y sea entendida claramente por los ciudadanos/as.
Sin embargo en algunas ocasiones el político tendrá que optar por "obrar en conciencia o en conveniencia", si elige la conveniencia no hay problema, sin embargo si opta por ser coherente y hacerlo en conciencia deberá manifestarlo y explicarlo en los órganos de su propio partido y si persiste en su decisión utilizar el medio que menos pueda perjudicar a su formación política (ejem. una ausencia es mejor que un voto en contra de lo que defiende su partido).
Aun así habrán cuestiones que pongan al político "entre la espada y la pared" porque lo que se este litigando afecte a las más intimas creencias éticas y morales y en esos casos opino que deben ser los propios partidos los que deben permitir la libertad de voto. Algunas decisiones no pueden ser marcadas ni dirigidas, intentarlo es ir en contra de lo más sagrado que tiene el ser humano su libertad y sus creencias, su conciencia y su derecho a ser coherente. Naturalmente son situaciones excepcionales y como tales deben tener tratamiento excepcional.
Damián Beneyto Pita
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